viernes, 25 de julio de 2008

La reunión

Prólogo

Hoy, frente a mi computadora recién instalada y bautizada con el nombre de iBuntu, escucho algo de música, pienso en la verdad que nos rodea día tras día, puñado de horas en que nos enfrentamos a un mundo que cada vez exige más de nosotros. El mundo pasó de convertirse de un inmenso lugar donde vivir con miles de cosas que disfrutar, a una carrera contra el tiempo. Ahora la palabra vacaciones es ese anhelado espacio de tiempo, cada vez más escaso, buscada isla del tesoro en donde infructuosamente pretendemos depositar todo aquello que antes nos hacía disfrutar, obvio, en competencia con lo que tenemos pendiente de resolver en nuestra vida cotidiana. Se muy bien que sabes a qué me refiero, aquellas cosas que a veces solo nosotros mismos entendemos, a lo que podíamos dedicar horas sintiendo lo que quizás sentía Miguel Angel cuando estaba recostado de espaldas pintando la Capilla Sixtina. Durante ese momento, no había altura, calor, frío, no había cansancio ni tiempo. Cada vez es más difícil dejar nuestra creatividad cobrar por un momento vida propia y solo ser testigos de como, cual silencioso artesano, comienza a darle forma a otra nueva y secreta creación. De seguro en silencio los personajes que pululan en nuestra mente siguen el guión de su propia historia. No me refiero a las personas con quienes interactuamos en algún capítulo de nuestra vida, sino a personas vivas o no a quienes no conocemos, y ellos a nosotros mucho menos, pero que sabemos bien que existen. Ellos entraron en nuestra mente de diferentes formas, como autores de un libro, estrellas del deporte, el cine, la televisión, la música, pensadores, genios en diferentes campos, líderes en los negocios, en fin. Cada uno de ellos es protagonista, destino de nuestra atención, o silencioso consejero en diferentes momentos de nuestro propio tiempo. Cuando les damos oportunidad, toman el vuelo más próximo desde lo profundo de nuestra imaginación hasta el borde de nuestra conciencia, y llegan para ser fuente de distracción, entretenimiento, inspiración o sabiduría.

Bueno, un poco para salir de la rutina e incrementar el número de mis locuras, decidí escribir la narración de una reunión imaginaria y poco común, una reunión dentro de mi mente, que cual hogar totalmente destinado para la ocasión, fue escenario de este evento. Por primera vez se reunieron varios de estos personajes (no digo todos, porque si dejé de lado alguno por mi limitada memoria, se podría resentir) que gentilmente aceptaron mi invitación. Fue un momento genial y les estaré siempre muy agradecido a los asistentes, así que espero que al leerlo sientan que les logro transmitir al menos un poco de lo que representa ser testigo de semejante situación.

(Continuará).

lunes, 14 de julio de 2008

La sonrisa desde cielo

Hace poco estuve después de mucho tiempo en una misa. Si, esta entrada es una prueba que la iglesia sigue en pie, pese a que estuve presente toda la ceremonia, y recibí la bendición. No hay nada que hacer, Dios nos quiere a todos.

Siempre se dice que la lectura de la palabra encierra un mensaje general y a la vez un mensaje único y especial para cada uno de nosotros. Me pareció muy nutritivo para el interior eso de "no te conformes con cumplir". Esa es una frase que se aplica a todos los aspectos de nuestra realidad, en nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestro corazón y por supuesto, el espíritu. Siempre la sociedad nos impulsa a hacer sólo lo necesario, aún cuando todos venimos al mundo con una serie de cualidades y dones que podemos utilizar transformando de algún modo, para bien, la realidad que nos rodea. Con cambiar la realidad que nos rodea no me refiero a que con un tronar de dedos vamos a saciar el hambre del mundo. La realidad es la representación de todas nuestras percepciones y comienza desde lo más simple o cotidiano que nos rodea y con quienes interactuamos.

La mente como siempre, nos juega a las escondidas por momentos, pues en un instante puede irse corriendo hacia otro punto de nuestra vida sin que la podamos alcanzar y mucho menos detener. Nos traslada sin permiso a otro espacio y tiempo. Mientras estaba sentado durante la comunión, escuchaba las canciones del coro de esa iglesia, recordando en silencio aquellos tiempos en que yo formaba parte de un grupo parroquial. Creo que eso influyó mucho en mi forma de ver el mundo, fue una etapa que terminó, pero que como otras, colaboró en dar forma a quien soy y me ayudó a expresar y desarrollar importantes aspectos de mi como persona. Vino a mi mente aquella noche en que estaba en la zona del altar de una iglesia en un matrimonio, junto con mi amiga del grupo con quien tenía que cantar a dúo un tema que querían los novios, y vi tantos rostros frente a mi observando en silencio lo que estaba por comenzar. Felizmente nos resultó todo tan bien que una mamá me contó que casi se para a aplaudir pero se acordó que estaba en una misa.

Observé y aprecié el entusiasmo con que los chicos de esta misa donde estaba, entonaban las canciones que de seguro habían estado ensayando durante la semana, o quizás el sábado como sucedía en mi caso. Yo, como siempre con mi deseo de vivir por la ruta complicada y hacer cosas de una manera distinta, no me conformé con aprender las canciones. Las canciones no siempre eran de mi agrado, sobre todo cuando tenían una melodía muy triste o una oración convertida en letra de canción con rima forzada. Es así como, de una manera casual y sin mucho recurrir a metáforas o abstracciones, escribí mi propia versión de lo que sentí podría ser una canción para la misa, hasta me imaginé el juego del coro al interpretarla, y le puse por título Tú Señor. Como muchas de las canciones que he compuesto, nunca salió a la luz, la llevo latente en mi mente, letra y música. Esa fue mi forma, imperfecta y humilde, de mostrar gratitud a mi amigo incondicional de arriba, por esta vida y los regalos que con ella he recibido. Lejos quedaron esos tiempos del grupo, atrás quedaron las vivencias con las amistades, envueltas en la distancia y los caminos diferentes de la vida, pero se bien que parte de quién soy, tiene raíces ahí.

Ya finalizada la misa, a la salida caminaba por el parque relajado, cantando para mi esa canción, que me hace recordar siempre, de qué lugar nacen las sonrisas de verdad.