viernes, 28 de marzo de 2008

Casi una Historia - Prólogo

Desde hace mucho tiempo pensaba estar aquí, un lugar apacible y cálido donde olvidarme del mundo y de lo que en él ocurre. Observo por el balcón la luna llena reflejándose en el mar, ese mar que me ha escuchado tantas veces y ha cobijado mis pensamientos. Desde el piso diez del hotel se puede observar todo el balneario, con las fiestas típicas de un fin de semana. Tocan la puerta, de seguro es el servicio en la habitación con el trago que pedí. Efectivamente, no se demoraron mucho después de todo. Busco entre mis cosas el walkman, mi viejo diario y un lapicero, los compañeros que elegí para esta noche. Me invade una sensación de relax total ni bien termino de recostarme en la perezosa del balcón. Que sensación tan placentera. - Por supuesto – digo para mí, - falta algo. Apago el celular, ese aparato diabólico que perturba nuestras vidas y pone en riesgo nuestro derecho a volvernos no habidos. Enciendo el walkman y activo la radio, son casi las 11pm., hora del artista romántico de la semana. El martes escuché que para hoy estaba programado el especial de Luis Miguel. Parece que los planetas se han alineado. Esta noche promete ser como la imaginé. Abro mi diario y me ubico en la primera de las ya escasas páginas en blanco.

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